miércoles, 26 de diciembre de 2007

navidades


Ey, ey!!! Feliz Navidad!
Espero que esta navidad los haya tratado tan bien como a mi, santa se puso generoso y aunque hace rato que no ponemos arbolito, igual se las ingenio para dejarme algunos regalos:
1) una chamarra calientita que cubre el 99.9% de mi cuerpo
2) un bellísimo y creativo poema al “poio” (ósea yo), entregado vía e-mail
3) unas ridículamente divertidas crocks verdes
4) una foto con un marco que le queda chico
5) dinero $$$ (mi cuenta de banco se pone flaca antes de navidad)
6) unas coloridas pantufla-calcetín tejidas por mi abuela (porque hace frío en cholula)
7) faldas para la playa (santa sabe que playa del carmen esta en mi futuro cercano)
8) un suéter que se amarra con un millón de vueltas y nudos indescifrables
9) una película rusa acompañada de la promesa de echar muchas lagrimas, solo faltaron los kleenex.
10) un dvd que graba para convertirme en una profesional de la piratería
… además de todo esto, la navidad me dejo una indigestión bastante terrible, la incurable sensación de que no conozco a mi familia y ya con el año nuevo encima, la certeza de que el tiempo si vuela.

martes, 18 de diciembre de 2007

De los cierres

Hace unos días me toco consolar a una victima de uno de los accidentes del destino más frecuentes y a mi manera de ver más dolorosos que existen, los finales que no hacen justicia a las historias que cierran. Este caso en particular pertenecía al grupo más común y numeroso, una relación donde hubo amor e intimidad, que termina sin un adiós que valga la pena. Mientras me empapaba en lagrimas ajenas, me acordaba de los momentos en los que he estado en una situación parecida: un beso dado a medias al final de un verano de descubrimientos, el día que deje de contestar las llamadas de laguen que se merecía una explicación, un abrazo rápido y apretado buscando hacer entender todo lo que no me atreví a decir y un par de mañanas confusas en las que recogí mis cosas callada para salir sin despertar a quien dormía a mi lado. Mientras más pensaba en esto, más caía en la cuenta de que probablemente esta es la naturaleza del los cierres, que de “cerrados” no tienen nada. A veces parece que los finales son tan solo un frenon en seco, que por más que hayamos podido predecir y por mucho que intentemos prevenir, nos dejan colgados y confundidos, preguntándonos como fue que llegamos hasta aquí. Sería increíble si fuéramos capaces de ver más allá de los finales dolorosos, de acordarnos de lo bueno y no restarle valor a las historias que nos niegan un adiós digno de lo vivido. La realidad es que terminar de golpe deja un mal sabor de boca, un gusto a lagrimas y a rencor.