no tanto.doc

Tengo una teoría (y todo el que haya escrito poemas puede opinar al respecto…), por alguna extraña razón la poesía tiene la curiosa costumbre de darse cuando estas mal. Si así es… MAL, deprimida, triste, ahuitada, descorazonada, adolorida, ardida y sola. Y si, cuando las cosas están bien los versos vienen esporádicos y suavecitos… no sé… rosas. Acostumbrada al desgarre de los poemas que duelen, no me reconozco en los que no he escrito mojando el papel con las lagrimas que invariablemente me llegan con las oleadas de inspiración nocturna y melancólica. Bueno todo el rollo anterior viene al caso, porque generalmente no me late tanto compartir mis poemas amorositos y me cuesta menos enseñar los que son más trágicos (zumbale que intensa…). En fin, ayer “alguien” espiaba mi computadora y al ver un fólder con su nombre en el escritorio se sintió con el pleno derecho de abrir y leer… entre los documentos del fólder estaba uno “no tanto.doc”. Este documento contenía un par de poemas en “vías de desarrollo”, es decir unos poemas intentados y abandonados por ser tan rosas que duele leerlos. Sin embargo al ver la sonrisa que provocaron mis versitos olvidados en la persona a quien iban dirigidos, me di cuenta de que la fuerza semi-trágica que perdí con el descubrimiento del amor correspondido es definitivamente un pequeño precio a pagar. Y pues así incitada por la suave sonrisa privada que provocaron me decidí a postear:

Con miradas que son solo mías
me ves
solo en tus ojos me siento cómoda
encuentro mi reflejo justo como soy.

Me sonríes sin prisa
arrugando la cicatriz del labio
y a mi se me para el mundo
solo quiero que sonrías siempre para mi.

Me tomas la mano
sabiendo que es tuya
yo la aprieto fuerte
espero nunca tener que dejarla ir.

Me haces reír sin buscarlo
porque te sale tan fácil
todo lo que yo no me atrevo a soltar en mi.

Me dices que me amas
sin esperar respuesta
porque ya sobran las palabras
cuando se sabe lo que te van a decir.