Hace semanas que no escribo en el blog, no sé bien si porque no tengo nada que decir, porque tengo demasiado o porque sin importar si es mucho o poco no sé como decirlo. Como todavía no tengo tantas ganas, pero no quiero que se me sigan pasando los días (o las noches para ser consecuente con el poema que les pego) les dejo palabras ajenas… a veces, sólo a veces, la mejor manera de decir algo es dejar que alguien más lo diga por ti.
La luna
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y tambien alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y a las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
-Jaime Sabines-
Escogí este poema porque este año lo empecé por una y muchas razones viendo para arriba y después de todo este es el primer post del 2010, me parece muy adecuado.
Besos