Todos nos equivocamos, yo personalmente con sorprendente frecuencia. Al reeler el post que subí hace algunos días me di cuenta de que me había equivocado y como tengo muchisima practica, soy buena para enmendar mis errores, así que aquí va una versión un poco más real de lo que trate de escribir antes.
Quien no le hable casi siempre en momentos de dolor, de miedo, de soledad, cuando el corazón esta roto o los amigos no se encuentran… “que arroje la primera piedra”.
Yo no tuve nunca educación religiosa, me corrieron de catecismo por hacer demasiadas preguntas, nadie nunca me enseño a rezar, “dar la paz” me pone incomoda y nunca sé cuando pararme, cuando sentarme y cuando susurrar palabras incomprensibles a media voz en misa. Sin estructura, a tientas, pero con una convicción que me sorprende a mi misma, muchas veces me cacho hablando con él (¿o Él es más correcto? ¿y por qué no Ella? ¿o Eso? … justo por esto me corrieron meses antes de hacer la primera comunión). El punto es que a mis reclamos, inconformidades y cuestionamientos constantes él/ella/eso presta oídos sordos, lo cual me hace explotar en arranques de furia y firmes propósitos de serle fiel al profundo ateismo según el cual fui realmente educada. Pero como todos los enojos, el enojo con Dios se me pasa pronto, no porque no me siga pareciendo claramente maleducado de su parte no prestarme atención cuando según yo más lo necesito, si no porque sin querer lo encuentro en donde que menos lo busco… (disculpen de antemano la cursilería que viene) en una plática perfecta, en una mirada que lo entiende todo o en un abrazo inesperado, los cuales tienen según yo un poder para consolar y reconfortar que simplemente no puede ser completamente humano. Asumo que tengo que aceptar que así nos vamos a llevar Dios y yo, como amantes casuales, nunca esta cuando lo busco, pero siempre se aparece cuando menos me lo espero.
Besos
La canción si se las dejo, porque Regina a diferencia de mi casi nunca se equivoca
Cuento de navidad
Hace 1 año