En este año me he vuelto una experta en distancias o bueno si no una experta por lo menos no una absoluta ignorante y creo que los kilómetros y los días me han enseñado algunas cositas que me gustaría compartir.
En primer lugar aprendí que las distancias son relativas, que nunca me he sentido tan cerca de una de mis amigas (te amo Larita) como cuando nuestra compañía de celular gringa nos daba llamadas gratis y nos hablábamos hasta en el baño (ok sobretodo en el baño). Me di cuenta también de que muchas veces aumentando la distancia entre nosotros y lo que conocemos nos acercamos mas a lo que somos, no hay nada que te enfrente más cabronamente a ti mismo que verte solo lejos de lo familiar. En otro país descubrí cuan mexicana soy, cuanto amo los chistes, los albures, el español que se habla casi sin abrir la boca o respirar y si la salsita y las palomas también. Con las cartas que mandaba, al principio con relativa regularidad y que se fueron haciendo más esporádicas hasta desaparecer por allí de noviembre, pude comunicarme con la gente que quiero de una forma completamente honesta y natural. En las primeras semanas, con mucha sorpresa me di cuenta de que puedo estar sola y estar perfectamente bien, que no pasa nada si no vez a nadie y no dices una sola palabra en todo el día y luego de repente te sorprende el sonido de tu propia voz.
Así regrese yo de mi intercambio, sintiendo que dominaba las distancias, que ya no me asustaba la separación, cual fue mi sorpresa cuando ahora me encuentro con un tipo de distancia que no había conocido y que jamás me hubiera podido imaginar. Estoy enamorada (re enamorada) y así me vengo a encontrar con una distancia que se mide en centímetros y no en kilómetros, en donde importan los segundos y no los días, donde a fin de cuentas no busco conquistar mi soledad… así que ahora a ver que hago con las separaciones inevitables y las despedidas necesarias… ya les contare.
Cuento de navidad
Hace 1 año
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