Desde muy chica escuchaba a mi papá hablar de la “cuesta de Enero” con pavor, en un tono parecido al que yo usaba para hablar de fantasmas, ladrones, la muerte de mis tortugas “tuti” y “fruti” y el divorcio de mis padres. No fue hasta hace un par de años que entendí el verdadero matiz de este famoso declive económico y moral… la cuesta de Enero es en realidad la cruda de Enero. Este es un mes de resaca, 31 días fríos en los que el “Guadalupe-Reyes” te pasa la cuenta. En el par de semanas que lleva este año yo ya he empezado a pagar a plazos mis deudas. Mi cuerpo, agotado después de meses de fiesta me cobró en forma de una gripa fulminante que me tuvo dos días en cama con calentura y que hasta ahora hace que esporádicamente me doble con unos ataques de tos dignos de una tuberculosis fatal. Después de mi escapada express a Acapulco (la segunda en menos de dos meses) y la compra de regalos navideños, mi estado de cuenta es ridículo y las posibilidades de remediar mi situación financiera en el futuro cercano poco prometedoras. Mi corazón, que el año pasado se puso una peda eufórica de 15 meses, sigue también en cuidados intensivos, su estado es aun delicado, pero sus perspectivas de resuperación prometedoras. La frágil situación personal empeora al convivir con otros que como yo están tratando de sobrevivir el principio del 2009 con el menor numero de pensamientos suicidas posible y con el animo en un estado mas o menos rescatable. Afortunadamente esta cruda global e inclusiva no puede durar mucho, con Febrero llegan nuevas esperanzas… el mes más corto del año en México esta decorado con días de descanso obligatorio (benditos sean los “puentes” de Fox) y con San Valentín, que si bien es un reto cuando se esta soltero, siempre representa un excusa para pasar una noche desprestigiando al amor, comiendo chocolates y bebiéndote tu peso en alcohol con tus amigos. Mientras llegan tiempos mejores, no hay mucho que hacer… aguantar, esperar, ahorrar, tomar vitamina C, cuidarse… ¿ya dije aguantar? Enero tiene fecha de caducidad y con la actitud correcta, como en las montañas rusas, si sueltas las manos y confías, las cuestas pueden hasta ser divertidas.
Muchos besos y me disculpo (un poco) por el tono algo negativo de mis posts, el frío me pone así.